Como docentes estamos conscientes que necesitamos estar en un continuo aprendizaje. Es por esta razón, que cada lunes de 2:45 a 4:30, nos damos la oportunidad de profundizar nuestros conocimientos y compartir diferentes experiencias.
Hoy, nuestro espacio está dedicado a “la pedagogía del amor” que hace referencia a la enseñanza que tiene como elemento principal la afectividad, sosteniendo que sin calidez es imposible la calidad.
Años atrás, estábamos acostumbrados al maestro con rostro inflexible, voz fuerte y expresiones poco amables, quienes pensaban que si brindaban confianza al estudiante perderían todo su poder. Los alumnos vivían atemorizados y quizás por esta razón trataban de estudiar y portarse bien…pero evidentemente, este método no aportaba muchos beneficios.
¿Qué puede aportar un maestro con pocas habilidades sociales? Michel de Montaigne sostenía que “El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender”, es decir, que un verdadero maestro debe ser una persona optimista y feliz, capaz de despertar en sus estudiantes, el interés por aprender, fomentando su creatividad y facilitándoles estrategias para que puedan integrarse asertivamente dentro de la sociedad. Así que adiós a los docentes de cara larga, su tiempo ya pasó…
Buscamos calidad educativa y sin duda alguna este es un tema que vale la pena profundizar.
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