Hace algunos días, publicamos el
POEMA DE LA DESPEDIDA del afamado “poeta enamorado” José Ángel Buesa. Hoy,
compartimos con ustedes el SEGUNDO POEMA DE LA DESPEDIDA, también escrito por
este poeta cubano quién afirmaba que “El único fallo inapelable contra un
poema, es el olvido; y, en realidad, un poema pertenece tanto a quien lo ha
leído y lo recuerda como a aquel que lo escribió”.
SEGUNDO POEMA DE LA DESPEDIDA
Vete como
quien llega, pero vete,
pues ya
el trigo creció para la siega
mi amor
es como un niño que no juega
para que
no se rompa su juguete.
Té iras
como la lluvia, gota a gota
y yo al
cantar mi canto hacia el olvido
soy la
rama que solo ha florecido
para que
no se vea que esta rota.
Y
mientras tu te vas sin un sollozo
yo cruzare
los brazos sin un ruego
muriéndome
de sed igual que un ciego
que se
sentara en el brocal de un pozo
O he de
mirarte como el moribundo
que ve
llegar la primavera al huerto
y piensa
que después que se haya muerto
no
debiera haber flores en el mundo
Pues como
el monje ante su crucifijo
que es su
esperanza y a la vez su yugo
yo
sentiré la angustia de un verdugo
que debe
ajusticiar su único hijo
Vete...
pero es mejor que ni en el eco
pueda
sobrevivir tu voz ausente
porque mi
amor es triste como un puente
sobre la
cicatriz de un río seco.
Y aunque
sonría como quien engaña
viéndote
ir como quien se equivoca
mi
corazón será una arana loca
que se
enreda en su propia telaraña.
Yo he de
fingir un ademán de hastió
en una
despedida indiferente
pero mi
amor será como un demente
que
sepultara un ataúd vació.
Y ya
lejos mi boca de tu boca
mi alma
despertara cada mañana
con un
oscuro silencio de campana
que se
puede tocar y no se toca.
Pues
aunque digas un adiós risueño
yo
sentiré que cierras una puerta
como esa
mano cruel que nos despierta
cuando
sonamos lo mejor del sueño.
JOSÉ
ÁNGEL BUESA
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